miércoles, 23 de abril de 2014

MOP retira bases de licitación del aeropuerto de Santiago para revisarlas e incorporar nuevas modificaciones

Por Ricardo J. Delpiano

SCL overview (Luis Peredó, Alfonso Gimenez)
Foto: Luis Peredó
En el marco de la nueva gestión tras el cambio de gobierno, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) retiró de la Contraloría de la República las bases de licitación para el aeropuerto Arturo Merino Benítez con objeto de “revisarlas” e introducir “modificaciones” al documento.

Según Javier Osorio, director de Obras Públicas, el objetivo es disminuir algunas exigencias para permitir que un número mayor operadores pueda participar del proceso de licitación, que a juicio de la nueva administración estaría limitado. “Estamos haciendo precisiones que tienen que ver más que nada con garantías, para que puedan participar la mayor cantidad de proponentes posibles”, dijo a Diario Financiero (23/04/2014).

De acuerdo con la propuesta, entre los nuevos operadores que podrían participar estarían algunas aerolíneas. “Dentro de la industria tienes aerolíneas que participan de concesiones y que no podían participar, queremos eliminar algunas barreras de entrada y reingresarla a la Contraloría”, señaló al diario.

Las bases de licitación habían sido ingresadas a principios de febrero y según constata declaraciones de esa oportunidad, se estimaba que en un plazo de un mes éstas iban a estar aprobadas, por lo que el llamado a licitación se iba a poder realizar antes de que termine el primer trimestre (marzo 2014).

El retiro de las bases en la licitación podría implicar una demora en la entrega de las bases, ya que tras la incorporación de las nuevas indicaciones por parte del MOP, el documento deberá ser reingresado a la Contraloría para su revisión antes de que se efectúe la licitación correspondiente. Sin embargo, Osorio explicó que el proceso sería “más expedito” debido a que se disminuirán y corregirán “las incertidumbres” y con ello las posibles preguntas y respuestas que el organismo pueda realizar.

Inicialmente, el proceso de licitación del aeropuerto de Santiago se debía realizar antes del término de 2013, según los plazos que autoimpuestos por la anterior titular del MOP, Loreto Silva, en febrero 2013. Sin embargo, un cambio en las bases de la licitación generó un conflicto con la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), al quitarle la facultad de cobrar las tasas de embarque a los pasajeros y pasárselas a la empresa concesionaria. Las diferencias fueron solucionadas con un acuerdo entre MOP y DGAC a principios de febrero, pero impidió que el Gobierno de Sebastián Piñera consiguiera cerrar el concurso.

La re licitación de Arturo Merino Benítez se ha visto retrasada desde 2008, cuando el actual concesionario presentó un proyecto para ampliar la capacidad en forma inmediata, idea que fue rechazada por la primera administración de Bachelet para dar curso a un “plan maestro”. Tras esto, una serie de demoras han retrasado el proceso y hacen que hasta hoy, no se vislumbre un nuevo administrador. Mientras tanto, el tráfico aéreo continúa aumentando y la reorganización de la aviación mundial, más la aplicación de nuevos modelos de negocios por parte de las aerolíneas, hacen que nuevos operadores lleguen al país y que más personas utilicen el avión como medio de transporte.

A pesar de que lo hace a tasas menores que en años anteriores, el tráfico aéreo en Chile continúa aumentando. En 2013 pasaron por el aeropuerto 15.312.649 pasajeros, cifra cercana a los 16 millones de personas, que es la capacidad proyectada para el terminal cuando finalicen las obras de la Fase I, previstas para mediados de este año.

Escena frecuente en la sala de arribos de SCL. Foto: Ricardo J. Delpiano
Para las aerolíneas, el tema de la infraestructura es una de las principales preocupaciones y según se señaló en la última Conferencia IATA Wings of Change, el tema representa uno de los tres riesgos para la aviación latinoamericana. En el caso específico de Santiago, algunas compañías aéreas han mostrado su preocupación por el  retraso de las obras y por considerar a éstas como insuficientes para soportar el crecimiento del tráfico proyectado.

La concesión actual finaliza en 2015, por lo que el llamado a licitación del aeropuerto es una urgencia impostergable debido a que su capacidad ha quedado ampliamente superada. Ese año debe ingresar un nuevo administrador o mantenerse el mismo si decide volver a postular y recibir la adjudicación. De mantenerse el cronograma, las nuevas obras debieran comenzar hacia 2016 y el nuevo terminal de pasajeros recién estaría finalizado hacia 2020.

El futuro terminal de Arturo Merino Benítez tiene previsto manejar 29 millones de pasajeros anuales con miras hacia 2030 con una inversión de US$ 700 millones. El proceso de ampliación total del aeropuerto de Santiago contempla tres fases, las que a juicio de las autoridades debiera solucionar los problemas de congestión y permitir que hacia el año 2045, el edificio pueda manejar hasta 50 millones de pasajeros anuales.

Según una proyección de Airbus, Santiago está llamada a convertirse en una de las 90 megaciudades de aviación a nivel mundial hacia 2032, con más de 20.000 pasajeros diarios sólo en vuelos de larga distancia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que desastre. De uno y otro lado. Que cantidad de dilataciones hay en este proceso, insólito. De acuerdo con la relicitación pero que se haga ya!

Anónimo dijo...

Este gobierno es una verdadera vergüenza. Está con la retroexcavadora a full y lo peor es que todo Chile sabe en qué terminan estas revisiones y modificaciones. Doy vueltas y no me explico como la licitación será expedita si se va a revisar y luego debe pasar por la Contraloría.

Mientras tanto, los pasajeros seguiremos esperando 10 a 30 minutos para poder desembarcar o subir avión en el terminal de carga porque no hay espacios para estacionar los aviones!

Anónimo dijo...

Es una pena que en asuntos totalmente técnicos las diferencias políticas hagan tanto daño. No creo que el gobierno anterior fuera incapaz, tampoco creo que el presente lo sea, sin embargo esta tonta idea de niños de que si no tiene mi nombre no es bueno, termina dañando a quienes se supone deben ser los beneficiarios, nosotros los pasajeros, los trabajadores y la imagen país. Es una lastima.